Voy a obviar el sacrificio del sueño porque imagino que es el de la mayoría de las madres. No sólo el de no dormir cada día muchas horas que eso no lo llevo mal, no me importa madrugar porque así aprovecho el día, llevo peor lo de no tener un día de vez en cuando para recuperar fuerzas, un día de descanso y de levantarme tarde. Pero bueno no voy a hablar de los contras de ser madre ni de las cosas que hacemos por ellos que los demás, sobre todo las que no son mamis, ven como un enorme sacrificio. Porque muchas de esas cosas (casi todas) las hacemos con gusto, con amor y hasta las disfrutamos. Os quería hablar de esas otras cosas que no nos gustan nada, que hasta lo pasamos mal haciéndolas, pero tragamos saliva y lo hacemos por ellos. En mi caso la peor de todas y quizá si me pongo a pensar la única que me viene a la mente es la de lavar los pañales cagados cada noche.
Ya sé que pensaréis que es una obligación autoimpuesta por haber optado por los pañales de tela, que podría pasarme a los pañales desechables de nuevo si lo paso tan mal con esto. Pero una vez que usas los pañales de tela con los peques, los ves tan agusto con ellos, te acostumbras a ellos y los peques también, me parece tan natural para su piel que ya no puedo pasarme a ponerles pañales desechables. Es como si me dirían a mi que empezara a usar ropa interior desechable con ese tacto plasticoso después de acostumbrarme a la tela (lo mismo digo de las compresas). Mi niña ya los busca y los descuelga de la cuerda del tendero para decirme que le cambie el pañal, ella no reconoce los desechables.
En fin que voy a lo que voy, a contaros mi cruz de cada noche. Durante el día los que están sólo de pis van al cesto de la ropa directamente, y lo que tienen cacas los dejo en la ducha del baño de abajo(que no usamos) dobladitos en un montoncito. Por la noche cuando termino de preparar la entrada del blog para el día siguiente y leo un poco algún blog o comentario me voy mentalizando de que tengo que poner la lavadora. Voy al baño de abajo me armo con los guates de látex y respiro ondo. Primero les saco los insertables y los voy sacudiendo en el wc y los que quedan sin restos van a un montoncito (normalmente los de mi flaquito que es estreñido él y en este sentido no me da nada de trabajo) junto con los insertables y los que tienen restos pegados los dejo en remojo en el lavabo con agua caliente. Cuando termino con todos (a veces tengo hasta 10 pañales o más) o si se me ha llenado el lavabo me dispongo a removerlos un poco para que se suelte la cosa y a renovar el agua que os podéis imaginar como está. A veces me da mucho asco y tengo que parar y cerrar los ojos y resoplar (suelo decir incluso algún "ay Dios mio que asco!" en voz alta) luego voy de uno en uno frotando para terminar de quitar los restos bien y al montón. Luego limpio el lavabo y el wc con producto y ya puedo ir con la montaña a la lavadora. Entonces voy a buscar los que tienen sólo pis y algo de ropa. Algún día reconozco que me ha costado mucho mucho ponerme a hacerlo y lavo sólo los que tienen pis en la lavadora y dejo el resto para el día siguiente, que me encuentro con el doble de pañales, claro(o igual me encuentro animada a media mañana y los limpio y pongo otra lavadora). Esto sólo puedo hacerlo cuando el tiempo acompaña para el secado, sino al día siguiente es posible que no me lleguen los pañales.
Así que este es mi momento más desagradable del día y mi mayor sacrificio por ellos. ¿Cual es el vuestro?