2. La honestidad: La fábula del cuervo
Desde mi punto de vista, el principal valor que debemos tener es la honestidad. Con nosotros mismos y con quienes nos rodean.
Ir por la vida fingiendo ser quien no eres, o que vienes de donde no vienes, sólo va a traer problemas y desconfianza de quienes tienes a tu alrededor, ya que la mentira tiene patas cortas y al final siempre termina saltando la verdad.
Hay que ser sinceros con respecto a aquello que estamos, o no, capacitados para hacer. La vida de cada uno es importante y aporta algo a la sociedad. No vamos a aportar más por pretender que los demás crean que somos algo que no somos. Todos y cada uno de nosotros somos imprescindibles con nuestras virtudes y defectos.
Para ilustrar la idea, se me ocurre la fábula de Esopo del águila, el cuervo y el pastor. Al ser poquitos personajes, se puede hasta hacer una pequeña obra de teatro (aunque los niños tendrían que ser un poco más mayorcitos).
La fábula cuenta que, cierto día, un cuervo vio cómo un águila agarraba un corderito con sus garras y se la llevaba volando.
El cuervo intentó imitarla, con tal mala suerte que las patas se le quedaron enredadas en la lana y no pudo alzar el vuelo.
El pastor, al verlo, lo cogió (dice la fábula que le cortó la punta de las alas pero yo esta parte la suprimiría para niños pequeños) y se lo llevó a sus hijos.
Al preguntar sus hijos qué era aquél pájaro, el pastor les respondió:
- Para mí, sigue siendo un cuervo, pero él se cree águila.