Cuando te quedas embarazada y pasa la alegría necesaría de la noticia, llega sin remedio unos pensamientos sobre el parto. Ya sé que queda mucho pero no puedes evitar pensar que dolerá, que dolerá mucho, que puede ser el peor dolor que hayas sentido en tu vida. Cuando me dijeron que tenía trillizos me explicaron que no me dejaban tener un parto natural. Que me hacían cesarea por obligación, si llegaba a la semana 34 me la concertaban. ¿porqué hay un concepto generalizado de que la cesásea es mejor que el parto? Quizá pensamos que sufrimeros menos dolor y que pueden surgir menos complicaciones.
Entonces sentí cierto alivio al pensar que no tendría que parir por vía vaginal, que entro dormida en un quirófano y salgo con un montón de hijos. Lo cual no tiene nada que ver con la realidad.
No se si os he comentado alguna vez que estube ingresada en el hospital 2 meses y una semana. Estube en varios sititos, y uno de ellos fué la unidad de paritorios una semana. Allí pude vivir todo tipo de partos en directo de mis compañeras de habitación. Unas con epidural, otras sin ella y cesáreas. Unas primerizas, otras con partos prematuros como yo y otras muy experimentadas con todo muy aprendidito. Creo que todas sin excepción tienen miedo.
Incluso yo misma cuando llegó el momento, incluso después de 2 meses curándome de espanto y medio de parto. Cuando entré en urgencias de casi 24 semanas con contracciones y dilatada 2cm, no me creía que estubiera de parto, me lo dijeron pero no lo podía creer, no era consciente de lo que pasaba. Cuando me medicaron y pasaron las contracciones me ingresaron en la planta de ginecólogía general, con otras madres con partos prematuros y con algunas que tenían quistes y les operaban. Iba cambiando de compañeras y yo me quedaba allí. Me hicieron un cerclaje por precaución, y yo estaba muy contenta. Había leido que era un momento, un par de puntos. Pero cuando llegué a la sala de operaciones y me dijeron que me pondrían la epidural me puse blanca y me dieron un montón de temblores. Tengo que deciros que duele muchisimo el pinchazo de la epidural, y si no te lo consiguen poner a la primera es mucho peor porque empiezas a temblar y el miedo crece porque ya te han pinchado una vez y sabes lo que duele. Además en el quirófano hace mucho frio. Ahí empecé a sentir más miedo a la cesárea, porque sabía que me volverían a pinchar en la espalda.
Una noche me puse de parto pese a la medicación... de nuevo. Esta vez si que lloré. Ya era cosciente de que mis bebés eran muy pequeños para nacer, habían pasado 2 semanas, y mi gine no había dejado de repetirme que deberíamos llegar a la semana 28 si queríamos asegurarnos un poco su desarrollo. Encima me transladaban a otra ciudad porque alli no estaban preparados en neonatos para unos bebés tan pequeños.
Cuando llegué allí las contracciones eran muy dolorosas, pero sólo pensaba en mis bebés y en qué pasaría con ellos. Me mandaron a quirófano a quitarme el cerclaje, porque aunque no iban a nacer por ahí con las contracciones al seguir dilatando podría desgarrarme. Así que volvieron a pincharme, pensé que sería mejor que la primera vez porque ya había pasado por ello, pero no fué así, además las contracciones eran muy fuertes y cada vez que tenía una tenían que parar porque me ponía a aullar y me ponía dura. Me sentía como una niña pequeña y a la vez como un animalillo atado en la perrera al que van a sacrificar. Además no tenía la alegría de que iban a nacer mis hijos porque no quería que nacieran todavía. Me quitaron el cerclaje y me mandaron para el cuarto mientras preparaban todo para la cesáreal. En este intervalo paró el dolor de las contracciones por la anestesia y me quedé dormida. Mi madre me decía que veía en la pantalla de las contracciones unas montañas enormes, que no entendía como podía dormir. Estaba agotada despues de toda la noche con dolor. Al dormirme parece ser que el parto se paró. Gracias a Dios!!!
Cuando desperté me dieron la noticia pero con cautela, me dejaban la epidural puesta porseacaso. Lo cual fué un alibio porque así no me tendrían que volver a pinchar. Pasaron lso dias allí en paritorios viendo pasar mujeres que se iban con sus bebés gorditos y sanitos, y yo me quedaba allí. Al final decidieron bajarme a planta, lo cual agradecí porque estar viviendo tantos partos a cualquier hora de la noche y el dia era horrible. Me convertí en una experta en partos, en epidurales y en contracciones. Ya sabía cuanto tiempo tardaban más o menos en dilatar, en expulsar al niño...me las dejaban allí incluso en los primeros pujos, y no las llevaban al paritorio hasta que habían recorrido las 2 terceras partes del camino(el bebé por el canal del parto digo). Entonces fué cuando pensé que ya no me daba miedo el parto, ni la cesarea ni nada. había visto a chicas llegar gritando, les ponían la epidural y se ponían a charlar con el marido tan tranquilas hasta que llegaba la enfermera diciendo que ya estaba preparada y que empujara cuando ella le dijera. Era bastante tranquilo y sencillo, para las madres como para las enfermeras. Allí ofrecian la epidural a todo el mundo y todo el mundo la cogía. Excepto en los casos que llegaban demasiado tarde, que entonces parecía una pelicula de terror y se oían los gritos por todo el pasillo. recuerdo en concreto los gritos de una gitana que critaba, sacarmelo, sacarmelo, socorro, porfavor, aaaaaahhhh!!! ponía los pelos de punta. Yo que pensaba que lo de gritar eran exageraciones de las peliculas...
Después de varias semanas de contracciones exporádicas (entre 5 y 10 al dia) rompí la bolsa de la niña. Así que ya no quedaba más remedio que sacarlos en la semana 31+4. Estaba bastante nerviosa, más de lo que creia que estaría. Sin embargo de esta vez no recuerdo el dolor de la epidural o como fué, sólo recuerdo las otras dos veces, como que lo tengo borroso. Lo que si recuerdo es el dolor del post operatorio. Era horrible, gemía de dolor, me habían puesto morfina y me metían paracetamol liquido por vena y no me hacía nada. Me dolía mucho más que las contracciones o que cualquier dolor que hubiera tenido en mi vida. Pensé que no era normal, que algo andaba mal. Nadie habla del dolor del postoperatorio, quizá porque están con sus bebés y se pasa todo, y yo no podía ver a los mios, todavía no los conocía! Sólo tenía alquel dolor. Y además se juntaron con unos entuertos que me hacían intentar retorcerme, lo que no podía por la cicatriz...bueno ese dia fué como una tortura, fisica y emocionalmente, por los dolores y porque sabía que mis niños estaban en la planta de arriba y no sabía nada de ellos ni podía ir a verlos.
Os puedo decir ahora desde la distancia que prefiero tener un parto que una cesarea, no me gustaría volver a pasar por lo que pasé. Otro dia os cuento mi parto, si Dios quiere, que lo he saltado para no alargarme.
Entonces sentí cierto alivio al pensar que no tendría que parir por vía vaginal, que entro dormida en un quirófano y salgo con un montón de hijos. Lo cual no tiene nada que ver con la realidad.
No se si os he comentado alguna vez que estube ingresada en el hospital 2 meses y una semana. Estube en varios sititos, y uno de ellos fué la unidad de paritorios una semana. Allí pude vivir todo tipo de partos en directo de mis compañeras de habitación. Unas con epidural, otras sin ella y cesáreas. Unas primerizas, otras con partos prematuros como yo y otras muy experimentadas con todo muy aprendidito. Creo que todas sin excepción tienen miedo.
Incluso yo misma cuando llegó el momento, incluso después de 2 meses curándome de espanto y medio de parto. Cuando entré en urgencias de casi 24 semanas con contracciones y dilatada 2cm, no me creía que estubiera de parto, me lo dijeron pero no lo podía creer, no era consciente de lo que pasaba. Cuando me medicaron y pasaron las contracciones me ingresaron en la planta de ginecólogía general, con otras madres con partos prematuros y con algunas que tenían quistes y les operaban. Iba cambiando de compañeras y yo me quedaba allí. Me hicieron un cerclaje por precaución, y yo estaba muy contenta. Había leido que era un momento, un par de puntos. Pero cuando llegué a la sala de operaciones y me dijeron que me pondrían la epidural me puse blanca y me dieron un montón de temblores. Tengo que deciros que duele muchisimo el pinchazo de la epidural, y si no te lo consiguen poner a la primera es mucho peor porque empiezas a temblar y el miedo crece porque ya te han pinchado una vez y sabes lo que duele. Además en el quirófano hace mucho frio. Ahí empecé a sentir más miedo a la cesárea, porque sabía que me volverían a pinchar en la espalda.
Una noche me puse de parto pese a la medicación... de nuevo. Esta vez si que lloré. Ya era cosciente de que mis bebés eran muy pequeños para nacer, habían pasado 2 semanas, y mi gine no había dejado de repetirme que deberíamos llegar a la semana 28 si queríamos asegurarnos un poco su desarrollo. Encima me transladaban a otra ciudad porque alli no estaban preparados en neonatos para unos bebés tan pequeños.
Cuando llegué allí las contracciones eran muy dolorosas, pero sólo pensaba en mis bebés y en qué pasaría con ellos. Me mandaron a quirófano a quitarme el cerclaje, porque aunque no iban a nacer por ahí con las contracciones al seguir dilatando podría desgarrarme. Así que volvieron a pincharme, pensé que sería mejor que la primera vez porque ya había pasado por ello, pero no fué así, además las contracciones eran muy fuertes y cada vez que tenía una tenían que parar porque me ponía a aullar y me ponía dura. Me sentía como una niña pequeña y a la vez como un animalillo atado en la perrera al que van a sacrificar. Además no tenía la alegría de que iban a nacer mis hijos porque no quería que nacieran todavía. Me quitaron el cerclaje y me mandaron para el cuarto mientras preparaban todo para la cesáreal. En este intervalo paró el dolor de las contracciones por la anestesia y me quedé dormida. Mi madre me decía que veía en la pantalla de las contracciones unas montañas enormes, que no entendía como podía dormir. Estaba agotada despues de toda la noche con dolor. Al dormirme parece ser que el parto se paró. Gracias a Dios!!!
Cuando desperté me dieron la noticia pero con cautela, me dejaban la epidural puesta porseacaso. Lo cual fué un alibio porque así no me tendrían que volver a pinchar. Pasaron lso dias allí en paritorios viendo pasar mujeres que se iban con sus bebés gorditos y sanitos, y yo me quedaba allí. Al final decidieron bajarme a planta, lo cual agradecí porque estar viviendo tantos partos a cualquier hora de la noche y el dia era horrible. Me convertí en una experta en partos, en epidurales y en contracciones. Ya sabía cuanto tiempo tardaban más o menos en dilatar, en expulsar al niño...me las dejaban allí incluso en los primeros pujos, y no las llevaban al paritorio hasta que habían recorrido las 2 terceras partes del camino(el bebé por el canal del parto digo). Entonces fué cuando pensé que ya no me daba miedo el parto, ni la cesarea ni nada. había visto a chicas llegar gritando, les ponían la epidural y se ponían a charlar con el marido tan tranquilas hasta que llegaba la enfermera diciendo que ya estaba preparada y que empujara cuando ella le dijera. Era bastante tranquilo y sencillo, para las madres como para las enfermeras. Allí ofrecian la epidural a todo el mundo y todo el mundo la cogía. Excepto en los casos que llegaban demasiado tarde, que entonces parecía una pelicula de terror y se oían los gritos por todo el pasillo. recuerdo en concreto los gritos de una gitana que critaba, sacarmelo, sacarmelo, socorro, porfavor, aaaaaahhhh!!! ponía los pelos de punta. Yo que pensaba que lo de gritar eran exageraciones de las peliculas...
Después de varias semanas de contracciones exporádicas (entre 5 y 10 al dia) rompí la bolsa de la niña. Así que ya no quedaba más remedio que sacarlos en la semana 31+4. Estaba bastante nerviosa, más de lo que creia que estaría. Sin embargo de esta vez no recuerdo el dolor de la epidural o como fué, sólo recuerdo las otras dos veces, como que lo tengo borroso. Lo que si recuerdo es el dolor del post operatorio. Era horrible, gemía de dolor, me habían puesto morfina y me metían paracetamol liquido por vena y no me hacía nada. Me dolía mucho más que las contracciones o que cualquier dolor que hubiera tenido en mi vida. Pensé que no era normal, que algo andaba mal. Nadie habla del dolor del postoperatorio, quizá porque están con sus bebés y se pasa todo, y yo no podía ver a los mios, todavía no los conocía! Sólo tenía alquel dolor. Y además se juntaron con unos entuertos que me hacían intentar retorcerme, lo que no podía por la cicatriz...bueno ese dia fué como una tortura, fisica y emocionalmente, por los dolores y porque sabía que mis niños estaban en la planta de arriba y no sabía nada de ellos ni podía ir a verlos.
Os puedo decir ahora desde la distancia que prefiero tener un parto que una cesarea, no me gustaría volver a pasar por lo que pasé. Otro dia os cuento mi parto, si Dios quiere, que lo he saltado para no alargarme.