El otro dia mi marido se llevó a la pelu al gordito. Como teníamos la visita del traumatólogo aprovechamos y así está más fresquito para el verano. La verdad que me ha dado mucha pena cortarle sus ricitos, pero bueno, está guapo igual.
La realidad del tema es que le corté yo primero el pelo. Sí, me animé a intentarlo en casa, lo que fué un total fracaso. El niño no paraba de moverse, llorar, intentar quitarme el peine o las tijeras....lo pasé fatal, le dejé todo lleno de escalones y el pobre parecía un cuadro. Encima llené la trona y la cocina de pelos y ni decir del niño que fué directo a la bañera porque se había quitado la toalla que le habí apuesto y tenía pelo por todas partes. Así que pensé mira que lo aguante el peluquero que es su trabajo y seguro que está acostumbrado.
Pues cuando vino mi marido con el niño nuevo y acicaladito, sin un sólo pelo a la vista y pensé, ¿cómo lo habrá hecho?
Encima me cuenta mi marido, que se ha portado super bien, que se reía todo el tiempo, que ha sido rapidisimo y que el peluquero no le quería ni cobrar. Que valla niño más bueno que no ha dicho ni mu!. No me lo podía creer!!! Y le pregunto: ¿pero como lo ha hecho? Y resulta que el secreto es el espejo de la peluquería. El niño que no está acostumbrado a verse, le hacía gracia y así estaba entretenido mientras le hacian cosas en la cabeza. Así que las que os querais animar a cortar el pelo en casa, ponerles delante de un espejo, que a mi no se me ocurrió, y puede que salgais exitosas...sólo puede. Yo la próxima vez es posible que lo intente así, aunque ha sido tan cómodo el peluquero que lo más seguro que ya no les corte el pelo más en casa. Además como se encarga mi marido de paso me deja la tarde libre, que nunca viene mal.